viernes, 7 de marzo de 2014

La emoción se impone a la razón


Que la publicidad emocional se impone a la racional es de sobra conocido. Las grandes marcas apuestan por empatizar con su target, por crear una conexión que va más allá de la mera transacción económica, por construir un vínculo o forjar una relación a largo plazo.
La ensoñación ha dejado paso a la humanización. Los mensajes emotivos calan más en un consumidor mermado anímicamente por el contexto económico y social actual.
La espectacularidad, las superproducciones y el glamour han sido relegados por historias cercanas y reales. Os pongo un ejemplo. Coca Cola vende fantasía, se relaciona con la felicidad y con la explosión de color e ilusión pero seguro que recordáis su anuncio Encuentros emitido en televisión en 2009. En él se encontraba el hombre más viejo de España (Josep Mascaró  con 102 años) con un recién nacido (Aitana).
A través de un discurso emotivo, el longevo protagonista nos encogió el corazón: “Muchos te dirán a quién se le ocurre llegar en los tiempos que corren, que hay crisis, que no se puede. Esto te hará fuerte, yo he vivido momentos peores que éste, pero al final de lo único que te vas a acordar es de las cosas buenas. No te entretengas en tonterías, que las hay, y vete a buscar lo que te haga feliz que el tiempo corre muy deprisa”.

 Anuncio Encuentros Coca Cola 2009


Sin embargo, se puede apelar a la emoción desde diferentes puntos de vista. Generando sentimientos positivos o negativos, de aceptación o de rechazo. Hay historias tiernas como la que hemos comentado anteriormente, pero también las hay que muestran la cruda realidad. Éstas las encontramos especialmente en campañas de sensibilización como la que os mostramos a continuación en el reciente spot de Save The Children UK.
 Campaña Save The Children UK

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